Algunas observaciones sobre el libro "La Identidad Errante" de Gilad Atzmon
y quiénes yerran con qué errores
La sinagoga de naipes al borde del cinismo cristiano
Gilad Atzmon, La identidad errante, Madrid, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2012. |
Aceptando el reto frente al disənso, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo ha publicado el último libro del escritor y músico de jazz, Gilad Atzmon, La identidad errante, en el que critica severamente el terrorismo sionista e incluso marxista judío y el tribalismo judío, y analiza desde los inicios de la historia la idiosincrasia judía al margen de los pueblos, etnias, culturas o naciones a los que pertenezca cada judío. Lo hace con la autoridad de haber nacido en Palestina, en una familia judía algunos de cuyos miembros pertenecían en calidad de dirigentes a grupos terroristas sionistas implicados en crímenes de limpieza étnica. Él mismo ha sufrido toda la educación judía, incluido el servicio militar. Sin embargo, gracias al jazz de Charlie Parker y otros músicos a los que la idiosincrasia de pueblo elegido judío desprecia por ser negros, logró superar el adoctrinamiento judío-sionista-israelí y establecerse en Londres dejando atrás definitivamente su pertenencia a la entidad sionista, Israel.
Toda la mitología seudo-histórica de lo judío cae como un castillo de naipes al constatar que los que más cometen el delito del antisemitismo son los propios judíos ya que, salvo las excepciones de palestinos originarios que abrazan la fe judía, la inmensa mayoría no tiene relación alguna con la etnia semita, a la que sí pertenecen prácticamente todos los palestinos. A partir de ahí busca y encuentra muchas respuestas a las preguntas del por qué de la existencia de Israel, de su terrorismo de Estado y de la complicidad del resto del mundo occidental con su proyecto sionista. Animamos a la lectora o lector a retroceder con los pasos y las palabras de Gilad Atzmon por el camino del eterno exilio judío desde la actual Israel hasta sus orígenes en algún lugar del mundo, muy cerca las profundidades del alma humana y muy lejos de Palestina.
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Walter Wendelin